martes, 17 de enero de 2012

La velocidad en la actividad muscular

Velocidad.

Son muchas las definiciones que se han dado para aclarar el concepto de velocidad, en realidad, definir la velocidad desde el punto de vista de la actividad muscular es bastante complejo, para tratar de dar una definición del concepto de velocidad se podría decir que velocidad es recorrer una distancia en el menor tiempo posible, pero en realidad el concepto es mucho más complejo.

Desde el punto de vista de la física mecánica, la velocidad se define como la distancia recorrida en una unidad de tiempo, o también, como el tiempo gastado en recorrer una distancia.



Desde el punto de vista de la actividad deportiva la velocidad es la cualidad que posee el sujeto para realizar uno o varios movimientos en el menor tiempo posible, pudiendo ser o no un desplazamiento.

Como hemos dicho la velocidad es un concepto que desde el punto de vista de la actividad muscular es complejo y para su entendimiento es necesario redefinirla, por lo que es necesario hablar de la velocidad de reacción, la velocidad desplazamiento, la resistencia a la velocidad y otras variantes como la velocidad de reacción simple o compleja, la velocidad de acción simple y compleja etc. Para aclarar los conceptos tomaremos como ejemplo la carrera de velocidad de 100 mt.

Analicemos el siguiente caso:

La carrera de 100 metros planos, se desarrolla en tres etapas básicas.

El atleta reacciona ante el estimulo que indica el inicio de la carrera, durante aproximadamente los primeros 30 metros, acelera hasta lograr la velocidad máxima.
El atleta logra la máxima velocidad y la mantiene entre 30 y 80 metros aproximadamente.
El atleta resiste para evita una disminución radical de la velocidad en los últimos metros.

Del ejemplo anterior podemos decir que hay tres velocidades básicas:

Velocidad de reacción: capacidad del deportista para conseguir la máxima velocidad en el menor tiempo posible, ya sea partiendo desde el reposo o desde una velocidad inicial.
Velocidad máxima: Capacidad del deportista para mantener la máxima velocidad una vez lograda.
Resistencia a la velocidad: capacidad de mantener una velocidad cercana a la velocidad máxima el mayor tiempo posible.

Factores de los que depende la velocidad.

Son múltiples los factores de los que depende la velocidad, tales como la técnica del gesto deportivo, la velocidad de la contracción muscular, la velocidad de transmisión de los impulsos nerviosos al cerebro, del grado de concentración, de la aptitud síquica, del nivel de entrenamiento y de la composición de los tejidos musculares.



El sistema nervioso y la velocidad.

El sistema nervioso es determinante en la velocidad de una persona, para que una parte de nuestro cuerpo se mueva es necesario un impulso nervioso que provoque la contracción muscular y en consecuencia el movimiento. El que este movimiento resultante sea más o menos veloz depende, en primer lugar, de la velocidad de transmisión de ese impulso nervioso. El impulso nervioso no se transmite a la misma velocidad en todas las personas, de tal modo que desde el impulso nervioso se establecen las diferencias entre estas.

La velocidad de conducción del impulso nervioso depende del grosor de las neuronas: Cuanto mayor sea el grosor de la fibra nerviosa mayor será la velocidad de los impulsos eléctricos del sistema nervioso. Este factor es de carácter genético y no es entrenable.

Por otra parte, en la realización de un movimiento intervienen varios músculos de manera coordinada, entre más complejo sea el movimiento mayor será el número de músculos implicados en la acción, en cualquier caso es el sistema nervioso el responsable de coordinar la participación de cada músculo en un movimiento.



Los músculos y la velocidad.

Una vez llega al músculo el impulso nervioso, la velocidad de contracción muscular vuelve a ser determinante en el gesto o acción. Al igual que en los nervios, existen músculos de contracción rápida: Músculos con predominio de fibras blancas, y músculos de contracción lenta: músculos con predominio de fibra roja; y, al igual que en el caso de las neuronas, cada persona tiene una musculatura diferente, determinada en gran medida genéticamente, con predominio de fibras rojas o blancas.

Para poner en perspectiva el tema, los especialistas han logrado establecer que el tiempo que demora la fibra rápida en provocar una contracción muscular es un tercio del tiempo que le toma a la fibra lenta en realizar la misma acción.

Dice el dicho popular que “el velocista nace”, dicho que adquiere un cierto grado de veracidad. Efectivamente, a mayor número de fibras rápidas, mayor velocidad. Aquí la pregunta clave es establecer si al trabajar la velocidad, se pueden provocar cambios sustanciales en los porcentajes de las fibras que constituyen los músculos?, aquí lo que podemos responder es que el trabajo de la velocidad mejora la coordinación intramuscular y de hecho mejora las capacidades de velocidad, independientemente de la configuración del músculo, “El velocista nace, y además se hace”.

Finalmente a manera de resumen se puede afirmar que los factores determinantes de la velocidad son:

Velocidad del impulso nervioso (no modificable).
Velocidad de contracción muscular debido a la constitución del músculo, (Porcentaje de fibras rápidas y lentas).
Técnica, modificable con el entrenamiento.
Potencia y flexibilidad, modificable con el entrenamiento.
Atención y actitud. Entrenable.



Principios fundamentales para el entrenamiento de la velocidad.

Una condición previa para poder entrenar la velocidad de un gesto deportivo o acción cualquiera es: Primero debe aprenderse la técnica correcta. No respetar este principio implicará, con toda seguridad, la adquisición de vicios técnicos que en el futuro limitará la mejora de la velocidad. Si una persona está aprendiendo a escribir con una máquina, y si su visión se fija en el teclado tratando de escribir rápido, lo más seguro es que este vicio se fija en la memoria muscular y nerviosa, esto limitara que la persona no pueda elevar el número de pulsaciones del teclado, y en consecuencia la velocidad de mecanografiar será bajo en comparación con otros mecanógrafos. En consecuencia, aprender la técnica correcta es la condición previa para el entrenamiento de la velocidad.

Aprendida la técnica, cualquier trabajo de entrenamiento de la velocidad, debe cumplir con los siguientes requisitos:

Realizar el trabajo con intensidad máxima. Esto es tan importante que va a condicionar el resto de las condiciones, de forma que incluso, en ocasiones, se establecen formas de trabajo que permitan al ejecutante realizar trabajos en niveles superiores a su propio 100 por ciento (entrenamiento de velocidad facilitada).
Concentración y atención máxima, solo de esta forma se conseguirá trabajar al 100 por ciento
Como consecuencia del primer principio, y para asegurar su cumplimiento, el entrenamiento debe constar de trabajos cortos y poco numerosos. Se ha establecido como norma general, que un individuo puede mantener su velocidad durante seis segundos, esfuerzos de velocidad alrededor de los diez segundos se pueden lograr gracias a el entrenamiento de resistencia de la velocidad. Por lo que un número excesivo de esfuerzos de velocidad acumulan fatiga, perdida de la concentración impidiendo el máximo rendimiento.
Recuperación total tras cada trabajo. Sólo de esta forma el organismo podrá estar en capacidad de lograr un nuevo máximo esfuerzo. En estos trabajos la recuperación se produce, cuando el músculo recupera sus reservas de fosfágenos (ATP, CP) que son los elementos energéticos utilizados en estos casos, y el oxigeno para regenerar los fosfágenos. Restablecidos los niveles de fosfágenos y oxigeno, el musculo estará listo para ser sometido a un nuevo esfuerzo máximo. Esta recuperación se sitúa en un rango de tiempos de 2 a tres minutos. En deportistas altamente entrenados, la recuperación energética coincide con la recuperación cardiaca, por lo que una buena medida de que se produjo la recuperación completa es controlar que las pulsaciones cardiacas se sitúen en el valor que tenían antes de realizar el esfuerzo muscular.

Se concluye a manera de resumen que para mejorar la velocidad debemos:

Aprender la técnica correcta.
Realizar trabajos musculares de alta intensidad.
Lograr la recuperación total después de cada esfuerzo.
Realizar trabajos de corta duración y poco numerosos.

Velocidad de acción simple.

Es la capacidad del ser organismo de realizar movimientos simples a gran velocidad, por ejemplo, el boxeador realiza un paso hacia atrás para quedar fuera de la línea de ataque de su rival, o cuando desde la distancia ataca con su mano adelantada al adversario.



Velocidad de acción compleja.

Es la capacidad que tiene del organismo de realizar ejercicios complejos a un alta velocidad, que además requiere de una alta coordinación del sistema muscular, un boxeador es atacado por un fuerte golpe de derecha recta, este reacciona y contragolpea velozmente a su adversario.



Velocidad de reacción simple.

Capacidad dl organismo de reaccionar velozmente ante un estímulo conocido, por ejemplo, cuando el atleta reacciona al escuchar la orden de partida en la carrera de cien metros, El boxeador que reacciona al ser atacado por golpe recto de su adversario.



Velocidad de reacción compleja.

Es la capacidad del organismo de reaccionar a alta velocidad ante estímulos desconocidos y diversos. Un boxeador que reacciona con gran eficacia cuando es llevado a las cuerdas recibiendo un ataque concentrado de su rival.

Finalizamos el tema de la velocidad con el siguiente párrafo: Los más grandes boxeadores del mundo se caracterizaron por tener la capacidad de pelear a velocidades fantásticas.



“El arma letal del boxeo es la velocidad: El boxeador que puede mantener la velocidad “un round más”, que, ofensivamente, sea capaz de responder y hacer tanto daño que agote al contrario, se debe llevar siempre el triunfo por cualquier vía”.

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